
La cultura organizativa de cada empresa es el caldo de cultivo en el que se toman las decisiones, y en el que las personas desarrollan su potencial.
La importancia de generar determinadas culturas empresariales abiertas y enfocadas al cambio como herramienta positiva de sostenibilidad empresarial, y a potenciar el talento de las personas es primordial.
Estamos en momentos en los que hay que decidir y apostar en ese sentido para conseguir adaptarnos a los nuevos tiempos que tenemos que vivir como organizaciones, entornos cada vez más cambiantes y volátiles que nunca.
Sin embargo, es muy frecuente encontrarnos organizaciones centradas y lideradas por personas que funcionan bajo otro enfoque y guiadas por pensamientos negativos automáticos (ANT).
Estas maneras de funcionar y de pensar pudieron ser útiles en otros momentos, y otros entornos, pero ya no sirven.
Las organizaciones que tienen en sus filas personas que siguen funcionando bajo estos patrones de pensamiento están abocadas al fracaso.
Estas personas son incapaces que generar cambios, ya que agregan obstáculos innecesariamente que justifican la inactividad, además de minar la moral de todas aquellas personas que les rodean.
Esto genera una cultura empresarial basada en mantener lo ya existente, cerrándose al cambio, y seguramente condenando a la organización a una muerte segura, además de alejar de ellas personas con talento, creatividad y ganas de hacer.
Es el momento de empezar a liderar y gestionar las organizaciones desde otra perspectiva, y a formar y capacitar a todas las personas que conformar las organizaciones en habilidades y competencias que las permita alinearse con esta manera de funcionar.
Reflexiones de Aeropuerto
Luzio Valente